Cuando llegué estaban
poniendo la mesa para la cena; vino para papá y agua para el abuelo. Desde que le
habían diagnosticado la diabetes se pasaba el día junto al televisor y
acariciando la cicatriz de la barbilla. El telediario hablaba de una exhumación
y papá apretaba los dientes mientras llenaba un vaso de agua. El abuelo observó
el retrato en sepia del joven que, contaban, había muerto en la guerra.
Despacio, se levantó y llenó un vaso de vino que bebió de un trago. Después se
sentó a la mesa y le vimos acariciarse la barbilla mientras cenábamos en
silencio.
Arrasados
Hace 5 días
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