martes, 7 de julio de 2020

Victoria tardía

Cuando llegué estaban poniendo la mesa para la cena; vino para papá y agua para el abuelo. Desde que le habían diagnosticado la diabetes se pasaba el día junto al televisor y acariciando la cicatriz de la barbilla. El telediario hablaba de una exhumación y papá apretaba los dientes mientras llenaba un vaso de agua. El abuelo observó el retrato en sepia del joven que, contaban, había muerto en la guerra. Despacio, se levantó y llenó un vaso de vino que bebió de un trago. Después se sentó a la mesa y le vimos acariciarse la barbilla mientras cenábamos en silencio.

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