jueves, 16 de julio de 2020

Como mamá

Los zapatos vacíos llenaban uno de los armarios de la habitación. A Elsa le gustaba jugar con ellos;

soltaba su pelo, hacía aspavientos y taconeaba por el salón ante la sonrisa amarga de su padre.

-        Mira, papá. Soy mamá.

El pelo dorado, los ojos azules, los dientes blancos y alineados.

    -    Desgraciadamente, eres igual que ella. – Susurraba entre dientes mientras apuraba cigarros y lágrimas.

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