jueves, 26 de noviembre de 2020

Cumpleaños

Todos los años es el mismo día. Cuando me despierto hay ocho mensajes en el móvil, tres notificaciones

en las redes sociales e incluso alguna llamada perdida en el universo de las personas que me quieren. Los mensajes, las notificaciones y las llamadas se suceden a lo largo del día y cada vez que escucho el teléfono pienso que esta vez, sí, serás tú. Pero tú nunca te acuerdas. Y así, cuando me acuesto, pienso que soy un año más viejo, un poco más querido pero, también, un poco más desgraciado, porque tú sigues olvidándome mientras la vida nos sigue restando oportunidades.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Nueva normalidad

La casa es pequeña, la calle es ancha, el aire es pesado, la verdad es inminente, el epicentro está cercano,

los deseos son sobrios, los miedos son acuciantes, las manos dibujan una esperanza y los ojos miran los días como quien cree ver un tren que nunca llega.

De repente las paredes se ensanchan, el asfalto quema, la libertad es un cuento de miedo, la pandemia es un monstruo que golpea en la ventana, las noticias son misas, los sueños son pesadillas y los pies quedan atados para no querer salir corriendo. El tren, parado en la estación, pide pasajeros destino a la nueva normalidad y su normalidad, de golpe, se ha convertido en la comodidad de sentirse a salvo.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Santa Rita

El próximo favor se lo pido a Santa Rita que sabe mucho de dar lo que se quita, porque visto que la Virgen

de la Cueva me fastidió la cosecha y por culpa de San Honorato tuve un esguince inguinal, casi mejor empezar a pedir favores y, ojo, después a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Y santas pascuas.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

El último cigarro

Espero el milagro conectado a un respirador y protegido por una mampara. La doctora tiene la frente húmeda y la enfermera los ojos enrojecidos. Mi mujer las mira y entiende, por sus gestos, que ni habrá milagro ni más ceniceros llenos. El día que lo dejes, me había repetido, tiraré las cortinas, cambiaré el sofá y pintaré las paredes. Quizá su sonrisa, ahora, sea porque al fin va tener el salón de diseño que siempre señala en las revistas.