jueves, 27 de septiembre de 2018

Santa Rita, Rita

Una vez más, le despidió con su sarcasmo particular:

- Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.

Y allí se quedó, plantado, humillado, sin su novela de Asimov y su reloj digital. Otro día fueron el bocadillo y la pulsera de plata, otro fueron las zapatillas. El bollo de chocolate, el estuche de dos pisos, el bolígrafo de diez colores, el álbum de cromos, los apuntes de lengua, las gafas de sol, la sudadera de marca.

Así, hasta que la chica más guapa del instituto cambió de gusto. Dejó al humillador y se acurrucó con el humillado. Detrás de las gafas de pasta había unos ojos azules que embrujaban y detrás del pantalón había una entrepierna que fascinaba.

El bruto se acercó a ellos y le partió la cara. Pero la chica siguió abrazándole.

Entonces él sonrió, pese a escupir sangre, y le despidió con su sarcasmo particular:

- Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

La más bella

- Fue la mujer más bella con la que estuve nunca.
- ¿Y qué paso?
- Que yo fui el hombre más gilipollas con la que ella estuvo nunca.

martes, 25 de septiembre de 2018

Una corta historia

- Fue una corta historia.
- ¿Cómo de corta?
- Cuando la quise besar de nuevo, había desaparecido con el viento.

Y entonces, el viento, volvió a sacudirle el rostro dejando un sabor de dulce saliva en su boca. El recuerdo, el deseo, el adiós que no quería asimilar.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Hi ho

Bonachón se cansó de ser bueno y escondió la manzana bajo el gorro marrón. Dormilón se cansó de estar en la cama y guardó el elixir en un bolsillo de su camisa naranja. Mudito se cansó de callar y tomó una jeringuilla prestada del botiquín de Tímido que ya estaba cansado de sonrojarse y les había propuesto el plan. Mocoso dejó de estornudar y dejó que la niña durmiese la siesta tranquilamente. Gruñón sonrió por un día y manejó con destreza la jeringuilla, el elixir y la manzana. Sabio despejó la cabeza e ideó el plan. Dirían que vino una mujer, que les vendió una manzana y que se la habían guardado para ella.

Al principio todo había sido demasiado bonito. La chica se desnudaba, se lavaba y se dormía y ellos iban y volvían del bosque con su pequeña erección. Hi ho, Hi ho, cantaban. Pero entonces llegó el príncipe y se acabaron las ilusiones.

- A tomar por culo.

"Este Gruñón, siempre tan amable", pensó la chica antes de sentir como la glotis se inflamaba y el aire dejaba de llegar a sus pulmones.

- Ahora que venga el listo a despertarla. - Dijo mudito antes de volver a callar.

Y cuando escucharon cabalgar al caballo todos pusieron la cara de duelo que durante tantas horas habían ensayado.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Sin freno

- Echa el freno. - Le rogó.

Pero él continuó a toda velocidad. Las palabras se cruzaron, los vocablos se acercaron, el aliento se convirtió en dióxido.

Y entonces llegó el tortazo.

- Te lo advertí. - Dijo ella.

Y él se frotó la cara, dolorido, sabiendo que algún día debería dejar de pisar el acelerador.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Curiosidad

Había una rosa, junto a una nota, en la puerta de su casa. Era la tercera vez y esta vez tampoco pensaba hacer caso.

"Sabes quien soy, sabes que quieres cenar conmigo".

A la cuarta fue la vencida y se decidió a llamarle por teléfono. Cenaron, se besaron, hicieron el amor y durmieron juntos hasta el amanecer. Había sido un acierto, pensó. Insistir por su parte, ceder por la mía. Se sentía enamorada. Regresó a casa con el rocío de la mañana y, junto a la puerta, volvía a haber una rosa junto a una nota.

"Vale, no sabes quien soy, pero te hubiese gustado cenar conmigo".

No regresaron las notas, ni las rosas, ni siquiera la policía porque no hubo más anónimos. Pero por más tiempo que pasara, jamás se quitó de la cabeza la intriga de quien sería el tipo que quería cenar con ella.

martes, 18 de septiembre de 2018

Credo

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...".

La tormenta arrasó su casa y el viento azotó su cosecha.

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...".

El verano secó los ríos y el pozo no pudo regar las viñas.

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...".

Un caminante pidió cobijo y se quedó con su mujer para siempre.

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...".

Una enfermedad se llevó a su hijo y un accidente partió en dos a su hermano.

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra..."

El médico le diagnosticó el cáncer. Le instó a iniciar el tratamiento y él, en lugar de volver al hospital, regresó, como cada tarde, a la capilla de la vieja iglesia.

"Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y del tierra...".

lunes, 17 de septiembre de 2018

Tanto tienes, tanto vales

"Tanto tienes, tanto vales".

Se lo dijeron el día que quiso acceder al local de moda y no llevaba más que unos pantalones vaqueros y unas viejas zapatillas de lona.

Hubiese creído aquello del "derecho de admisión" si no hubiese visto pasar a media docena de niños pijos con alpargatas de esparto.

"Tanto tienes, tanto vales".

Ahora vuelve a la puerta del local. La gente viste formal y él se ha puesto un pantalón corto y una camiseta para la ocasión.

- Pase, señor.

Mira atrás y ve como un par de chavales son interceptados en la misma puerta.

- No podéis pasar. Reservado el derecho de admisión.

Cruza el umbral y se dirige a la zona vip. Allí, una foto con la portada de su último disco decora, a modo de póster, una de las paredes.

Los zapatos de tacón contrastan con sus viejas zapatillas de lona.

Bebe, ríe, baila, folla.

"Tanto tienes, tanto vales".

jueves, 13 de septiembre de 2018

Una de estas noches

Una de estas noches me sentaré en el poyete, beberé un refresco y empezaré un paquete de cigarrillos. Una de estas noches bajaré con un libro, acomodaré la espalda y pasaré las hojas como quien repasa sus momentos pendientes. Una de estas noches miraré la calle y jugaré a intuir hacia donde van todos esos coches. Una de estas noches tendré mis auriculares y obvervaré como el mundo danza mientras yo danzo en mi imaginación. Una de estas noches seguiré allí y a lo mejor, una de estas noches, tú vuelves a pasar y, quien sabe si una de estas noches, esta vez sí, te fijarás en mí.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Qué ves aquí

- ¿Qué ves aquí?

El doctor pasaba una estampa detrás de otra. Todas tenían dibujos imposibles, figuras retorcidas, equidistancias mareantes.

- Un charco de sangre.
- Una cabeza aplastada.
- Un hacha sobre un cuello.

Y así una detrás de otra.

Cada figura un crimen, cada pensamiento una anotación aparte.

- Puede marcharse.

Le diagnosticaron transtorno severo. Nada nuevo. Llevaba más de ocho años en aquella institución y temía que, como mínimo, iba a estar otros tantos. Eso como poco. Ya se encargaría él.

- ¿Qué tal ha ido? - Preguntó ella.

Y entonces, él, cambió la mirada de psicópata por la mirada de enamorado.

- Bien, les he mentido. No he querido decirles que cada una de las figuras yo te veía a ti.

martes, 11 de septiembre de 2018

Descontrol

El destilador embotelló una caja de licor adulterado, el vendedor de licores vendió una botella al dueño del restaurante, el camarero sirvió dos copas al camionero, el camionero se durmió al volante y embistió contra un coche que había aparcado en el camino.

La chica acudió tarde a casa y su madre le castigó sin salir durante el fin de semana. El chico esperó a que su padre se durmiese y cogió las llaves del coche. Ella cerró la puerta en silencio y él le esperaba con el motor encendido. Se pararon en el camino junto a la nacional. Querían besarse y explorarse. Antes de poner la mano sobre su cuello, él vio la luz destellane y ella escuchó el ruido del camión que se abalanzaba sobre ellos.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Seguir bailando

La esperanza es un baile prolongado en el tiempo, es una canción de amor cuya nota final se sostiene hasta la victoria. O hasta la derrota. Durante tanto tiempo he cantado, durante tanto tiempo he bailado, durante tanto tiempo he esperado que ahora sé que la esperanza no es sino un trazo sobre un papel mojado. Cuando más se hunde, más se desintegra.

Ayer, mientras navegaba en libros, le esperaba con la mirada. Todos felicitaban mi trayectoria y me instaban a seguir. Serás una gran mujer, me decían. Y yo sólo quería ser su gran mujer. Se acabaron los libros y seguí esperando. Llegó el trabajo, el dinero, la posición. Y él pasó de largo. Se acabó el baile y se acabó la canción. Creo que, ahora sí, también se acabó la esperanza.

Por si acaso, yo voy a seguir bailando.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Solo

"Solo nací. Apenas un par de piernas queriendo cerrarse, una mujer que no quiso abrazarme, una noche fría de invierno, una luna plateada que iluminó mis ojos.

Solo crecí. Ni un solo chico que se acercase a mí para darme los buenos días, ni una palabra amable de aquellas mujeres que gobernaban el edificio, ni una felicitación por mi cumpleaños, ni una fiesta de año nuevo, ni un solo regalo de reyes.

Solo viví. Ni una palmadita en la espalda en los días de esfuerzo, ni una llamada alentadora en los días de guardar, ni un hombro donde llorar, ningún plato para compartir, ningún postre para rematar.

Solo me iré. Ni un recuerdo que anuncie el camino hacia mi presente, ni una palabra para definirme, ni una sonrisa para recordarme, ni una sola barra de bar donde sostener mi presencia".

Encendió el cigarro y lo aplastó sobre el reguero de pólvora. Más allá, en el parque, los niños jugaban ajenos al peligro y los padres conversaban ajenos al tiempo. Por una vez, todos le recordarían.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

La pistola humeante

La pistola humeante, la mandíbula desencajada, la sangre en el suelo, el olor a pólvora. Y solamente había que mirar atrás.

Su hijo encañonado, su mujer amenazada, su hogar ultrajado, su vida condenada para siempre a la oscuridad.

La pistola humeante, la mandíbula desencajada, la sangre en el suelo, el olor a pólvora. Y solamente quedaba mirar hacia adelante.

Su hijo vivo, su mujer a salvo, su hogar liberado y su vida, ahora, pendiente de una condena.

María

María salió el primer sábado con sus primas. Llevaba falda larga y blusa abrochada hasta el cuello. Pensaba en el niño pijo de su clase y caminaba despacio con sus zapatos de charol. Recorrieron el paseo y compraron un helado. Después, junto al mar, encontraron una hamburguesería donde ponían música popular. Regresó a casa con dolor de estómago y sueños de mariposa.

María salió el segundo sábado con sus vecinas. Llevaba falda larga y blusa abrochada hasta el cuello. Pensaba en el niño pijo de su clase y caminaba despacio con sus zapatos de charol. Se sentaron en el parque y charlaron sobre la última colección de cromos. Después, junto al parking, encontraron un bar juvenil donde ponían música de baile. Regresó a casa con dolor de cabeza y sueños de ardilla.

María salió el tercer sábado con sus compañeras de clase. Llevaba falda larga y blusa abrochada hasta el cuello. Pensaba en el niño pijo de su clase y caminaba despacio con sus zapatos de charlol. Entraron en el recinto ferial y se buscaron con sus coches de choque. Después, en el escenario, encontraron un grupo que tocaba rock and roll con sus guitarras. Fue una patada de liberación. Se subió la falda, se desabrochó la blusa y se quitó los zapatos. Regresó a casa con dolor de pies y sueños de gata.

Desde entonces salía cada sábado con pantalón ceñido y camiseta, pensaba en sí misma y buscaba la vida mientras daba largas zancadas con sus zapatillas de deporte.

martes, 4 de septiembre de 2018

Sobre la cornisa

El borde de la cornisa era frío y en el viento zureaban las palomas mientras un templado sol de otoño
jugaba a cegarle los ojos. Tomó las gafas de sol y compuso una mirada de tipo duro. Frunció el labio, aguzó la mirada, frotó las manos. Extendió los brazos hasta dibujar una silueta alada y se atrevió a elaborar un último intento. Un grito poderoso alertó a su padre. Cuando abrió la puerta de la habitación le encontró en el suelo, la cama deshecha y unas estúpidas gafas de sol sobre la nariz.

- ¿Otra vez jugando a lo mismo? Algún día te vas a hacer daño de verdad.

Algún día, pensó, la cama sería cornisa, la lámpara sería sol y él cumpliría su sueño.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Carcelero

El carcelero prendió la llave y apretó el puño. La reclusa le miraba con ojos tiernos y un recuerdo en la pupila. Una lágrima recorrió el rostro y los dientes apretaron el aire. Allí dentro, por un delito de hurto y otro de estafa, más el agravante, dormiría su propia hija.

Se marchó, como cada noche, en espera de una condena, silbando una melodía de Antonio Molina. "La hija de Juan Simón".

Y mientras silbaba sonreía, débilmente, pero aliviado.

- Podría haber sido peor. - Repetía.