jueves, 13 de junio de 2019

Pobre tuerto

Le dijeron que el tuerto era el rey en el país de los ciegos, pero ahí andaba él, con el parche en el ojo en un país donde ni los viejos usaban gafas.

Onanismo por obsesión

Ella es un pensamiento más que recurrente. La soledad de sus días le conduce al recuerdo más sensual. Jamás había amado así, jamás había llorado así. La pérdida fue tan brusca que le costó imaginarse una vida sin ella. Ahora ya sabe que será así y se resigna en silencio mientras mastica. La noche le recibe con un manto de oscuridad y en la flor del sueño se abren los pistilos de la probabilidad. Probablemente esté con otro hombre, probablemente sea feliz, probablemente no vaya a volver a verla. Probablemente será infeliz durante el resto de sus días. Entonces cierra los ojos y se quiere a sí mismo una vez al día. Cuando termina, empapado de recuerdos, se deja vencer por el sueño resignándose a un mañana interminable. Así es la vida del perdedor.