lunes, 24 de octubre de 2022

Semillas de zanahoria

Cogí semillas de zanahorias y me puse a sembrar un huerto pensando en que el negocio sería redondo. Cosecharía cientos de kilos, pelaría, rallaría y haría bizcochos. Los vendería, montaría una franquicia, me haría rico y podría comprar más terrenos donde cultivar más zanahorias para poder hacer más y más pasteles. Y todo gracias a Marta, que me había dicho que la tarta estaba riquísima aunque había rechazado un segundo pedazo por sentirse empachada. Después estornudó y me dijo algo de la ageusia, aunque yo entonces ya no escuchaba nada tan entusiasmado como estaba por ir al vivero para comprar mis semillas.

lunes, 17 de octubre de 2022

Señor Martínez

Estimado señor Martínez.

Se preguntará por mi ausencia injustificada durante los últimos días. No se preocupe demasiado, yo no lo estoy haciendo. En esta parte del mundo los atardeceres son tan hermosos que soy capaz de olvidarme de todo, incluso de las horas extra que me obligaba a echar día tras día. Si de algo le estoy agradecido es de que me haya contagiado su amor por el trabajo. Fíjese, yo era un imberbe sin experiencia cuando llegué a la oficina y en apenas tres años ya era uno de los mejores contables de la empresa, la pena es que no supiese reconocérmelo.

Usted le ponía pasión, eso hay que ponérselo en su haber, pero, en confianza, y ahora que nadie nos escucha, le digo que le sobraban los gritos y que debería haberse ahorrado los insultos. Pero me insufló un interés en vena, no se lo voy a negar. Estudié tantos manuales de contabilidad y exploré tantos sistemas informáticos que llegué a la conclusión de que podía llegar a ser tan rico como usted sin necesidad de rozar el infarto en cada segundo.

Así que aquí me ve, perdiendo un minuto de mi vida redactando esta misiva y brindando con una desconocida mientras vemos la luna rielar sobre el ancho mar. Por mí no se preocupe, me puede buscar un sustituto, pero procure tratarle bien, no se vaya escapar al otro del mundo con parte de su dinero.

 Estaré bien.

 Gracias por todo, supongo. Y hasta siempre.

P.D. No levante mucho la voz cuando compruebe el saldo de sus cuentas en Panamá, no vayan a enterarse en el resto de la oficina de que, además de un tirano, es usted también un delincuente.

lunes, 10 de octubre de 2022

Maripa

Cuando llegó la noche, supo que se largaría de aquel pueblo que aún no conocía del todo. Haría la maleta, buscaría un tren a cualquier parte y empezaría de nuevo. En su cabeza seguía rondando la conversación que tuvo con el hombre que pasó por el restaurante durante el día anterior.

-         Se acerca Halloween. – Le dijo.

-         Un inventó yanqui. – Contestó.

-         Cierto, pero aquí sobrevuela el espíritu de Maripa

-         ¿Y quién es Maripa?

-         El que sale de su tumba para comerse tus tripas.

Contó que Maripa se perdió en el bosque una mañana de difuntos y sólo encontraron sus botas junto a un ciervo destripado y una rama de laurel. Desde entonces todas las casas del pueblo amanecen con laurel en su ventana los primeros dos días de noviembre.

-         ¿Y quién no pone el laurel?

-         Amanece con las tripas rotas y muere entre convulsiones.

-         Tonterías.

Esa noche se celebró en el pueblo la fiesta del laurel. Se repartía una rama de laurel a cada vecino, se bebían unas copas de orujo y se encendía un fuego mientras la banda tocaba unos acordes. Él se bebió el orujo pero rechazó el laurel.

-         Cuando escuches golpes en la ventana, sal corriendo.

Los golpes no cesaron durante la noche. Acosado por el miedo, aguantó la jornada entre dudas y lamentos. El laurel estaba agotado y la segunda noche fue aún peor. Por ello decidió marcharse. Se levantó con el alba y, cuando abrió la maleta, sintió un dolor punzante en la boca del estómago. Vomitó un hilo de sangre y se arrastró en búsqueda de alivio. La ventana seguía desnuda, en la calle no se escuchaba un alma y en el espejo del baño un rostro que no conocía le devolvió una sonrisa de satisfacción.