martes, 30 de agosto de 2022

La gatera

Cuando Lucas vio a Paco cruzar la gatera se sintió extrañado. La casa tenía unas normas e incumplirlas conllevaba un castigo. No excederse, no robar y no cruzar la gatera. Al otro lado estaban las cámaras, los guionistas y el director. También había una sala para emergencias. Así que pensó que habría tenido una urgencia.

La noche anterior, todos menos Paco habían bebido la leche que les habían servido. Lo supo porque recordó el vaso lleno cuando tuvo que correr hacia el baño para vomitar. Así que, preso de las pesadillas, despertó para comprobar como todos dormían pero la cama de Paco estaba vacía y la luz del baño estaba apagada. Al rato le escuchó llegar, arrastrándose desde la gatera y metiéndose en la cama para dormir hasta que los altavoces les despertasen de nuevo.

Aquel día Paco perdonó a Cristina y Cristina se marchó a la calle. El día que repartieron privilegios, Paco acertó las preguntas y se libró de la expulsión. Por ello, la noche que volvió a escuchar abrirse la gatera, Lucas se arrastró hasta donde pudo poner el oído y les escuchó hablar de cómo estaban montando los videos para favorecerle.

Esa mañana amenazó con contarlo todo. Le trataron con displicencia y le hicieron caer en el sonrojo cuando en el directo de la noche sacaron media docena de videos para dejarle en ridículo delante de todo el país.

Así que, cuando se salvó de la expulsión, en lugar de dar las gracias dio una primicia.

-         Todo está amañado para que gane Paco.

La emisión se cortó y, cuando regresó, Lucas ya no estaba y el presentador se excusó diciendo que había habido un error en el recuento. Paco no ganó, no fuesen a generar perspicacias, y de Lucas nadie ha vuelto a saber nada.

miércoles, 24 de agosto de 2022

El último golpe

El bosque estaba ahí, esperando y él seguía mirando por la ventana, con la soga bajo la cama y esperando a que todos estuviesen en su sitio. Mamá en la cocina, la hermana en el colegio y papá trabajando. Le vio salir y se colgó la soga al hombro. El nudo fuerte, el lazo grande. La cabeza entraba. Se adentró entre los árboles y escogió el más fornido. Su padre cortaba troncos y no le había visto venir. Igual que su madre no había visto venir el primer golpe. Igual que aún no sabía que ya había recibido el último.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Oruga sin alas

Como no podía ver sus ojos, miraba al cielo. Como no podía acariciar su pelo, perdía la vista en el sol hasta terminar cegado y atrapado por la nostalgia. Como no podía escuchar su voz, rememoraba momentos y susurraba en voz baja la canción de despedida que le cantaba por la noche, antes del último beso. “Bella oruga sin alas, serás mariposa en mi amanecer”.

Un mortero cayó cerca de sus pies, le atronaron los oídos y se escondió en la trinchera presto a cargar el arma y disparar a discreción. Eran ya doce semanas las que llevaban de asedio. Doce semanas parapetados en la montaña. La esperanza se había vuelto negra, el pan se había vuelto duro y las lágrimas se habían convertido en la única compañía en un lugar donde el silencio sólo era interrumpido por los disparos enemigos.

A lo lejos, como colgado del cielo y dibujado por Dios, se divisaba el campanario de la iglesia del pueblo. Podían distinguir algún tejado e imaginar la escena dentro de cada casa. El pasado eran ellos y el presente estaba vestido de invasores que, seguramente, habían vejado a cada una de sus mujeres. Entre ellas había una con los ojos del color del cielo y los cabellos del color del sol. Cada mañana, mientras acudía a complacer al general, divisaba el horizonte y seguía esperando una señal que confirmase que el hombre que amaba seguía luchando para rescatarla.

Fue entonces cuando la vio. El sol pintaba la montaña de naranja y una ráfaga fría erizó los poros de su piel. La mariposa voló hacia el este y arriba, mientras el miedo cerraba sus ojos, él volvía a cantar “bella oruga sin alas, serás mariposa en mi amanecer”.

jueves, 4 de agosto de 2022

Un Dios

 -     Después se extinguían silenciosamente, aplastadas por un Dios que destruyó a los seres más pequeños mientras planeaba
como terminar con los más grandes, a golpes, a martillazos, quizás a cuchilladas.

 Su madre interrumpió su narración.

-        ¿Qué haces?

-        Jugar.

 Una se dio la vuelta y el otro siguió pisando hormigas.

- Mejor a hachazos.

lunes, 1 de agosto de 2022

La noche más larga

- Maldita sea, traigan más café. 

Se esperaba una noche larga y John paseaba en círculos sobre la moqueta del despacho. Tenía la corbata desanudada y el pelo alborotado. Alrededor de la mesa, cuatro de sus mejores hombres esperaban instrucciones. Ellos tampoco iban a dormir en varios días. Las imágenes del atentado refulgían en sus cabezas y se mostraban ante sus ojos en forma de fotografías expuestas en la pared.

- El presidente está a salvo. - Dijo uno de ellos.

Hubo un resoplido de alivio y una mirada atenazante. Necesitaba algo.

- Creemos que ha sido Bin Laden.
¿Bin Laden? Él mismo había estrechado su mano quince años atrás cuando dotaron de armas a los musulmanes afganos para su guerra contra los soviéticos.

- ¿El de la cueva?
La pregunta le hizo recordar un vídeo, cinco años atrás, en el que Bin Laden, vestido de ermitaño, les declaraba la guerra.
Entonces se habían reído de él.
No se habían preocupado de él.

- Maldita sea.
Marcó un número y habló durante un par de minutos mientras los demás guardaban silencio. Cuando colgó, asintió levemente con la cabeza.

- Luz verde.
Y supo que en pocos días tendría que regresar a ese infierno llamado Afganistán.