lunes, 4 de abril de 2011

La iglesia vallecana

Es divertido ser salmón. Piensa. Nadar contra corriente y saltar de vez en cuando para volver a sumergirse. Esta vez el chapuzón ha llegado demasiado lejos. Pero ¿Qué más da? ¿Es preferible creer o aprender? Creo en Dios. Sentencia. Y aprendo de mis actos. Concluye.

Suena la puerta. Tras el umbral, una caja de rosquillas. Piensa en la cara que pondría el obispo si le viese comulgar con ellas. Conoce las normas y se conoce más a sí mismo. Resultará más fácil comulgar con rosquillas que hacerlo con ruedas de molino.

Que piensen lo que quieran. Yo regreso a mi río. Es divertido ser salmón.

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