jueves, 31 de mayo de 2018

Pepitoria


   
- Además, el pollo rebozado siempre humea demasiado. 
      - ¿Lo devolvemos a la granja?
- Ni hablar. Antes de deshuesarlo hay que hacerlo cacarear.
- ¿Crees que el cacareo nos llevará hasta el gallo?
- Quién sabe. Seguramente encontremos alguna gallina por el camino.
- ¿En pepitoria?

La carcajada precedió al insulto.

- Gilipollas.

Escuchó el clic y se quedó mirando el auricular. "No te hagas el gracioso", le habían advertido, "sólo debes hablar en clave".

A varios kilómetros, el inspector de policía, exultante, cerró la línea.


     - Los tenemos. Busquen a Josefa Toria. Esa mujer es nuestra pista.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Tú y nosotros

Tú que vivías en mí, yo que vivía con tu sonrisa. Tú que manejabas mi mente, yo que conducía hacia el precipicio. Tú que vivías tras la arboleda de mi pensamiento, yo que me perdía en el bosque de tus encantos. Tú que eras yo en cada gesto, yo que era tú en cada capricho.

Tú vivías para él y él era el dueño de tu sonrisa. Tú te estrellabas contra su incapacidad y él te conducía hacia el abismo. Tú que te compraste un chalet en la orilla de su perdición, él que te encontró en el lugar incorrecto. Tú que eras él en cada fracaso, él que eras tú tras cada llanto.

Nosotros que no fuimos, vosotros que quisisteis. Nosotros que soñábamos, vosotros que despertásteis. Nosotros que alquilábamos recuerdos y vosotros que vendísteis la memoria. Nosotros que perdimos el beso, vosotros que ganásteis la partida.

lunes, 7 de mayo de 2018

La habitación de al lado

Cuando, como cada tarde, regrese su padre, dejará los juguetes, correrá a darle un beso y le preguntará quién es esa mujer que vive en la habitación de al lado. 

Él no sabrá contestarle, pagará a la canguro y, antes de hacer la cena, recogerá los trastos y recreará con dos pequeños coches un choque frontal. En el último momento uno de ellos esquivará al otro y la familia llegará feliz a su destino. 

La habitación está a oscuras y la máquina sigue enchufada. Se pregunta si, antes de apagarla, debería enseñarle a su hijo a decir la palabra “mamá”.

jueves, 3 de mayo de 2018

Poder

Protegido por la almena, observaba inquieto el avance del enemigo. Un millar de hombres a caballo que estaban dispuestos a negociar una nueva rendición. Allá, en el sobrio salón militar, el señor seguía empeñado en vender cara la derrota, pero algún que otro consejero le hacía saber las bondades de una exitosa negociación. Tendría paz, un pedazo de tierra y un buen lugar donde vivir. Pero el poder, ese maldito regenerador de espíritus, se escaparía de sus manos como un chorro de agua tibia. Escuchó la orden y apuntó. Hacía tiempo que le habían asignado el cargo de jefe de arqueros. Era hábil y certero. El ojo era el lugar ideal. El yelmo caído y la malla firme, solamente quedaba una parte del rostro al descubierto. La flecha silbó en el oído y sonó certera en el blanco. El jinete cayó al suelo y todos, el señor incluido, supieron que el poder sólo se paga con la muerte.