jueves, 31 de agosto de 2023

María

Miedo. María camina insegura por el pasillo mientras decenas de miradas se clavan en ella. “Es la nueva”, susurran. “Menudo caramelito”, se mofan. “Esta no dura ni dos días”, sentencian.

Ansiedad. Animada tras saber que había conseguido una plaza en un colegio de la ciudad, los augurios se habían tornado en oscuros tras conocer que se trataba del centro más conflictivo de la provincia. Lloró durante un rato y se mantuvo despierta durante toda la noche. Sus manos temblaron mientras se abotonaba la blusa y sus labios caían en picado cada vez que intentaba ensayar una sonrisa.

Ruido. Ruge tal marabunta por los pasillos que se siente paralizada. Se obliga a respirar hondo y busca una mirada cómplice que le ayude a sobrellevar el pánico. Los profesores, supuestos compañeros, bajan la vista al suelo, resoplan y mascullan palabras que nunca salen de su boca. “Dios te bendiga”. Sólo unos ojos negros parecen apiadarse de ella y cuando quiere volver a encontrarlos se han perdido tras la esquina que lleva hasta su clase.

Incertidumbre. Intenta tomar aire mientras deja los libros sobre la mesa y se prepara para el gran momento. El ruido es ensordecedor y se ve obligada a forzar la voz para saludarles ¡Buenos días! El gallo nacido de su garganta provoca la risa general y, tras unos segundos de alboroto, todos ocupan su sitio y la observan con malicia.

Ánimo. Antes de decir su nombre repasa todos los gestos. “Me llamo María y seré vuestra profesora de ciencias”. Un bolígrafo daña su frente y un insulto daña su orgullo. Antes de salir corriendo vuelve a encontrarse con unos ojos negros que piden auxilio a gritos. Sin saber cómo ni porqué, sabe que acaba de encontrar un motivo para seguir sobreviviendo en aquella jungla de hormigón y almas impías.

jueves, 3 de agosto de 2023

Mejor sabio que soldado

-        La gente piensa que pelear es difícil, pero lo realmente complicado es cambiar la mentalidad de un país. Para pelear solamente hace falta estar loco y carecer de temores, pero para convencer a alguien no sólo se requiere cordura sino que se necesita seguridad en uno mismo y, sobre todo, la autoridad moral suficiente como para convertirte en un líder.

Papá hablaba pausado mientras nosotros devorábamos el postre y le escuchábamos ensimismados. Habíamos quedado en el restaurante para celebrar su jubilación como empleado en la fábrica de motores.

-        Conocí a Martin en el sesenta y cuatro. Desde aquel “He tenido un sueño” tan sólo soñaba con estar a su lado. Era tan bruto que no tardé en llamar su atención. Me adoptó como compañero y me reconstruyó hasta convertirme en un "pequeño sabio". Así me llamaba. "Siempre mejor un sabio que un soldado", me solía repetir.

La camarera acudió para ponernos más café y él aceptó con una sonrisa antes de continuar.

-        Había sufrido tantas amenazas de muerte que yo le aconsejé no ir a Memphis en aquel jueves de abril. “Si te matan”, le dije “todo lo que has hecho no habrá valido de nada”. Y él me contestó algo que aún vibra en mis oídos: “Cuando me maten, será cuando todo esto servirá para algo”.

Nos volvió a mirar a todos y se excusó un momento.

-        Tengo que ir al baño.

Sus tres hijos; un médico, un abogado y un ingeniero, le miramos con admiración.

-        Estoy orgulloso de vosotros.

Ante la puerta del aseo un señor de raza blanca le cedió paso, esbozó una sonrisa y entró tras él.

    - Y nosotros de ti, papá. – Contestamos casi al unísono antes de dar un último sorbo a la taza de café.