jueves, 19 de abril de 2018

Esperando al verdugo

Se entrenaban para estar muertos y adoptaban posturas imposibles, pero desconocían la técnica del verdugo porque jamás les había tocado un pelo. Aquella incertidumbre les hacía sentir más miedo. Cuando al fin escucharon la puerta se escondieron bajo la cama, pero no vino nadie. Cuando salieron, su padre pegaba las piezas del viejo trofeo de campeón de fútbol. Se acercaron al sofá, resignados, y recibieron un beso en la cara. Se miraron extrañados. Aquello no era lo que su madre había dicho cuando vio el trofeo esparcido por el suelo. “Cuando vea lo que habéis hecho, vuestro padre os mata”.

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