lunes, 3 de septiembre de 2018

Carcelero

El carcelero prendió la llave y apretó el puño. La reclusa le miraba con ojos tiernos y un recuerdo en la pupila. Una lágrima recorrió el rostro y los dientes apretaron el aire. Allí dentro, por un delito de hurto y otro de estafa, más el agravante, dormiría su propia hija.

Se marchó, como cada noche, en espera de una condena, silbando una melodía de Antonio Molina. "La hija de Juan Simón".

Y mientras silbaba sonreía, débilmente, pero aliviado.

- Podría haber sido peor. - Repetía.

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