viernes, 24 de abril de 2009

El vaso medio vacío

Apuró el último trago de whisky y volvió a sentir un escalofrío recorriendo su espina dorsal. Desde hacía mucho tiempo vivía en estado de embriaguez y no tenía pensamiento de redimir sus pecados alejándose de la botella. En el barrio era bien conocido por sus históricas faenas y, al tiempo que divertía a los niños con sus historias incoherentes, alarmaba a los mayores por el ejemplo que pudiese estar dando a sus hijos.

Les contó el día que quiso hacer realidad el chiste y acorraló a una monja en el portal para presumir de haberse acostado con Batman. O cuando saltó desde lo alto de un puente para demostrarle a sus amigos que sus piernas eran de goma inquebrantable. O aquel día en el que se enfrentó a tres cacos y evitó que se llevasen el bolso de una señora mayor.

Todas aquellas eran mentiras confabuladas por su mente insana. Apenas recordaba su último momento de lucidez, casi no tenía consciencia de que un día había sido feliz. Abandonó de nuevo a los chicos y se acercó a la barra del bar a seguir maldiciendo sus penas. Hubo un día en el que amagó con tener una familia y se encontró la casa vacía cuando regresó del trabajo. Desde entonces no había tenido más compañía que un vaso medio vacío y mil historietas inventadas.

Le gustaba imaginar lo que no existía porque un día vio lo que existía y no sentía interés por volver a contemplarlo. Fue el día en el que trató de dejar el alcohol y contempló como miles de insectos asesinos se arremolinaban a su alrededor para chuparle toda la sangre y hacerle vomitar hasta la última gota de su sudor. Le dijeron que, como todo, había sido mentira, aunque él estaba seguro de haberlo visto con sus ojos y sufrido con sus lágrimas. Lo llamaron delirium tremens. Desde entonces sigue bebiendo, sigue imaginando lo que pudo llegar a ser y sigue sonriendo cada vez que se acerca a los chicos del barrio porque en ellos encuentra la mismas sonrisas que un día le hicieron sentirse el hombre más feliz del mundo.

1 comentario:

Sagra dijo...

Y ojo la gente que hay así por el mundo, con más motivos o menos. también supongo que habrá personas que recurren al alcohol porque son débiles de mentes y se piensan que así, mientras están bebiendo, dejan de tener problemas al menos durante ese tiempo.
Y que malo tiene que ser el deliriums tremens, madre mia, de pensarlo se me ponen los pelos de punta.
Como nos acercas a otras realidades nene, que wapo eres coño!