lunes, 26 de marzo de 2012

Gatillo fácil


- Entonces, ¿cómo podemos saber que esto no es un sueño? —decía Ana.
Yo me sentí ridículo. Le había dicho tantas veces "eso lo habrás soñado" que ahora no tenía respuesta para mi fracaso.
Desnuda, resbaló por las sábanas y acercó su mirada hacia mi entrepierna. Sonrió sin ganas y buscó su ropa para marcharse.
Sonrojado, busqué una salida en forma de cuento. Agarré su mano, atrapé sus caderas y susurré en su oído.
- ¿Puedes sentirlo?
- Sí. - Contestó indiferente.
- Entonces no es un sueño.
Apartó mis manos con vehemencia y se vistió deprisa para dejar un portazo entre su voz y el taconeo intenso que anunciaba su despedida.
-         Claro que no, ha sido una pesadilla.

No hay comentarios: