martes, 27 de marzo de 2012

Cambio de actitud

Le gustaban aquellos cambios de actitud de su pareja en la cama. Un día era una mujer remilgada, que gustaba de hacer el amor a oscuras y al día siguiente era una fiera salvaje que le despellejaba el pecho con el filo de sus uñas. La sonrisa, a veces tan distante en el punto final, se convertía en otras ocasiones en el triunfo del guerrero. Había un pequeño lunar junto a la comisura de los labios que le gustaba besar pacientemente. El pelo rizado en ocasiones y más liso en algunas otras, se enredaba entre sus dedos mientras la montaba sobre su cadera para hacerla cabalgar. Unos días era jinete pausado y otros una amazona loca de amor. Los labios rojos un día y al día siguiente sin carmín. Él no decía nada, solamente esperaba el momento y rezaba porque le tocase la mujer fogosa. Por el aroma podía reconocerla al instante. Su esposa usaba una colonia corriente, mientras que su cuñada usaba un embriagador perfume costoso. Hacía tiempo que sabía lo del intercambio entre su mujer y su hermana gemela pero él prefería seguir haciéndose el tonto y decir "te quiero" al final de cada función. A veces, cuando el caro perfume había quedado complemente pegado a su cuerpo transferido por el sudor, se volvía hacia ella y le suplicaba que no dejase nunca de estar a su lado.

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