lunes, 16 de diciembre de 2024

Los niños

Los siguientes serían los niños a no ser que depositase un millón de euros en el número de cuenta opaca que le había facilitado. Con el cadáver de su mujer aún caliente, le dio por pensar en todos los planes que había dejado de hacer desde que los niños habían gobernado la casa y su esposa se había entregado, sumisa, a su dictadura del capricho. Entonces dibujó un plan y reservó un crucero en el Mar de Noruega. Siempre había deseado conocer los fiordos y sin aquel millón de euros, lo máximo que conocería sería la piscina de su jardín y ya la tenía demasiado vista.

jueves, 21 de noviembre de 2024

El legado

Hola.

Aquí estoy otra vez; colmado de honores después del último éxito, contando los billetes que me proporcionó el último premio y buscando un rato libre en la agenda para poder pasar un día con mis hijos en el parque de atracciones. Todo lo que me prometiste se está cumpliendo ¿Recuerdas? Tú pones el talento y yo te ofrezco un legado. Ya son seis años a tu lado y es la sexta vez que te escribo el mismo e-mail. Ya sé que me dirás que esto del bloqueo es pasajero, que seguro se cruzará una nube y su forma dará origen a una idea y que me sentaré de nuevo enfrente del ordenador y no cesaré de teclear hasta que escriba la palabra “Fin”, pero es que esta vez  te lo digo en serio.

Cuando leíste el borrador de la última novela estuvimos una semana y media discutiendo. Tú no entendías que me hubiese cargado al protagonista y yo no entendía que tú no comprendieses la necesidad que tenía de quitarme de encima a aquel maldito pedante. Tú querías una saga y yo lo zanjé con una trilogía. Le hubiese matado en el segundo libro, pero el primero tuvo tanto éxito que opté por la codicia en lugar de la necesidad.

Y ahora que me siento liberado te escribo para decirte que no habrá una sexta novela, que me he cansado de imaginar una vida que jamás podré vivir y que he decidido planear una nueva que ahora puedo permitirme. Me llevaré a mi familia lejos, disfrutaré atardeceres distintos y me lanzaré por acantilados peligrosos. Y quizá algún día, si encuentro a una editora que me compre verdades, mandaré la fama al carajo y publicaré mi historia sin ningún tipo de imposición.

Y ese será mi verdadero legado.

Fin.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Ángeles

Ahogado en la laguna, permanece quieto en espera de los ángeles que le prometieron un viaje. Desde arriba todo se ve más claro; su cuerpo flotando, los pájaros sobrevolando, los peces nadando y las ramas meciéndose. Incluso puede ver, aunque no termina de distinguirlos, un par de brazos moviéndose en lo alto del acantilado. Su último recuerdo fue allá arriba y no había ningún ángel, sino un demonio con la misma cara que su hermano pequeño.

miércoles, 9 de octubre de 2024

Choque de trenes

Es pedante, arrogante, insoportable y con un punto chulesco que provoca rechazo hasta el inicio de su descripción, pero qué queréis que os diga, a mí me cae bien. Ha deshecho tantas camas y bajado tantas escaleras que ni él mismo es capaz de recordar el primer escarceo por más que se empeñe en tratar de olvidar el último. Porque ella es dulce, generosa, emprendedora y, sobre todo, tiene ese punto de carisma literario que provoca la necesidad imperiosa de una nueva línea y la obligación moral de una nueva página.

¿Cómo conseguir que este choque de trenes no termine con un descarrilamiento? Lo que realmente deseo es que ella sea libre, viaje, sueñe y vuele sin fronteras mientras que él siga rompiendo corazones al tiempo que cose el suyo con el hilo del olvido y rasga su voz con la tijera del desdén. Mientras ambos fingen felicidad irán encontrando su lugar en el mundo a partir de un último beso en una terminal de aeropuerto vacía junto a una maleta cargada de reproches.

Pero es una novela romántica, me recuerda la editora. Hubo un día en el que le dio por abrir mis elucubraciones en la red y, después de un cruce de correos electrónicos, me propuso un trato; tú me escribes una novela de amor y yo te hago rico. Así que, por un puñado de euros, voy a vender mi dignidad a una docena de adolescentes que, con la lágrima en el rabillo del ojo y el deseo en la punta de la lengua, estarán deseando vivir su final feliz en una última escena en la que el avión vuela sobre sus cabezas y ellos regresan al mundo sin maleta, sin sueños y sin demasiados reproches.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Cuenta atrás

Su reflejo le espera, impaciente, en el espejo del viejo gimnasio. Hace tiempo que no huele a sudor y a linimento sino a polvo y abandono. En la estantería hay cinturones de campeón y algunas de fotos de un hombre en guardia cuyo rostro podría confundirse con el del tipo que, calzado con dos guantes, se enfrenta al espejo con una bata arrugada. Tras una sonrisa, reproduce el sonido de una campana y se dirige al frente para golpear, sin piedad, a su peor enemigo. El cristal se hace añicos y, ni así, es capaz de escuchar una cuenta atrás.

martes, 27 de agosto de 2024

En el país de los ciegos

-        ¿Qué tal mil euros?

El tuerto le miraba con cierta condescendencia y él contó, mentalmente, las cosas que podría comprar con ese dinero. No sabía a qué ojo de su interlocutor mirar y eso le confundía soberanamente. Leche, huevos, carne y alguna verdura. Podría dar de comer a mi familia durante unos meses y, quien sabe, quizá cuando me recupere pueda encontrar un trabajo. Seguro que había alguien dispuesto a cobrar su ayuda por incapacidad.

-        De acuerdo. – Contestó.

Desde que habían hecho el primer trasplante de ojo, habían sido muchos los ciegos que habían buscado un ojo sano con el que poder descubrir los colores del mundo. Pero aquel tipo no quería ser rey, sino emperador.

Ahora por fin sabía qué costaba un ojo de la cara.

martes, 6 de agosto de 2024

Rojo

Mientras observo, tú callas, mientras añoro tú desvías la mirada, mientras sonrío tú agachas la cabeza. Fue aquí, justo aquí. Aún recuerdo el día en el que regresé de las vacaciones de Semana Santa. Había estado en casa de los abuelos, comiendo dulces y aprendiendo oraciones. Vosotros os quedasteis cuidando el ganado, cultivando las plantas, esperando la lluvia. Yo corrí hacia el río donde tú estabas agachado. No nos esperabas hasta la tarde y yo me abracé a tu espalda como lo haría una niña que buscaba su mejor refugio en los brazos de su padre. Te estabas lavando las manos y yo lo vi todo rojo; el sol de la mañana, las amapolas, las cerezas y las mariposas. En aquel rictus descubrí un pesar que aún cargas sobre tu pecho. El aire, tan puro como travieso, despeinaba tu flequillo y conseguía secar el nacimiento de la lágrima que empañaba tu mirada. “Mamá se ha marchado”, dijiste. Y desde aquel día aprendimos a vivir a medias y a sobrevivir a rachas. Los abuelos lloraron dos días y jamás regresaron al lugar en el que tú te sientas cada domingo de resurrección y hablas en silencio con el aire que mece las espigas verdes. Siempre quise imaginar que hay bajo el montículo de tierra que pisas mientras tu espalda nace de la roca y tu silueta se pierde con el horizonte, pero siempre que regreso a aquel día, lo sigo viendo todo rojo; el sol de la mañana, las amapolas, las cerezas, las mariposas y el agua que se llevaba, río abajo, la sangre que manchaba tus manos.

domingo, 23 de junio de 2024

Culpa

La preocupación es una bomba con cuenta atrás instalada en el córtex, una portería descubierta esperando un gol que nunca llega. El error es una probabilidad y en la incertidumbre reside el miedo atroz que me impide respirar con normalidad. Un incendio sobrevuela mi cabeza, los nervios, afilados e hirientes, son llamaradas de espanto que nacen en el pecho y explotan sobre los ojos. Podría llamar la atención del mundo si fuese capaz de escenificar mi tormenta, pero no hay lluvia que apague el incendio ni trueno que pida socorro. Camino hacia la incertidumbre, el filo de un precipicio espera la llegada de mis pasos mientras mis pies deja huellas invisibles que sólo yo soy capaz de vislumbrar. Pero de nada sirve mirar atrás porque ya no volverán los buenos tiempos, no fuí capaz de sonreír cuando pude y ahora que el daño es irreversible y el presente sólo es pasado, no hay bombero que apague esta explosión de recuerdos. Moriré solo y seré cenizas que surcarán el aire pidiendo perdón. Quizá si una mota de mi cuerpo aterrice sobre tu piel y serás capaz de perdonarme. Sólo el llanto por lo no vivido nos evita ser pasto del olvido.

jueves, 30 de mayo de 2024

Adiós

     -           ¿Dónde está lo que me diste? ¿Dónde lo que prometiste?

-        La promesa recordada, no es más que lo que creíste.

-        ¿Entonces por qué la luz apagada? ¿Por qué los besos que me diste ahora no saben a nada?

-        Porque no eres lo que fuiste y no volverá la mirada que tantas veces repetiste.

-        Te miré por un poema y no era un tema banal. Me hiciste aprender el mal y entonces no había problema ¿Por qué ahora no es igual?

-        Porque el final del dilema no es más que una señal de que si tocas la moral te quema, así que cambiemos de tema.

-        ¿Te crees que esquivando el fonema ya no serás inmortal?

-        Tan sólo buscaba una razón por la que ser recordado.

-        Te equivocaste de situación, ahora serás olvidado.

-        ¡No pares mi corazón!

-        ¿Acaso te importó el mío cuando te diste al libre albedrío?

-        Eras un lugar sombrío y a tu lado sentí el frío.

-        ¡Tú me encerraste en tu caserío! Si querías otra sensación ¿Por qué no la buscaste a mi lado?

-        Porque los versos ajados, más que remota ilusión, sólo son ritos pasados que no bailan a mi son.

-        ¿Y ahora me pides perdón?

-        Me di cuenta de repente de que uno y uno sí son dos.

-        Ahora es tarde y el pasado no es presente.

-        Deja que de nuevo lo intente; hoy escribo para vos.

-        Lo siento, pasa la vez al siguiente, yo ahora te digo adiós y lo hago mirando al frente.

-        ¿Cuándo dejé de ser tu Dios?

-        En el momento en que fui consciente que en mis accesos de tos, jamás te tendría enfrente.

-        Me perderé entre la gente. Adiós, nuevamente.

-        Adiós, definitivamente.

lunes, 6 de mayo de 2024

Una camiseta limpia

Podrían confundirla con la de papá así que ponte un abrigo y que nadie vea la camiseta con el logotipo de la empresa de gas manchada de sangre. Mañana la limpiaremos y le diremos a papá que sigue en el cubo de la ropa sucia, al fin y al cabo, para hacer sus instalaciones no hace falta que lleve una camiseta limpia todos los días.

miércoles, 24 de abril de 2024

Jaque mate

El silencio de un salón repleto de personas contrasta sobremanera con el ruido de batalla que se reproduce dentro de su cabeza. Ha ganado tantas lides que parece haber olvidado los detalles defensivos, por eso no espera sorpresas más allá de algún sacrificio o algún ataque desesperado.

Por eso ha reforzado los flancos; asomado a la torre ha enarbolado la bandera y ha jaleado el valor de sus peones, a quienes ha visto avanzar como mártires hacia un lugar donde el peligro es tan certero como alentador. Cuando les perdió de vista se enrocó con el rey para ver mejor el punto de partida de los alfiles y seguidamente se montó en un caballo para cabalgar, haciendo eles, por los lugares más seguros del campo de batalla.

Ahora aconseja a la reina para el último ataque y su encuentro con el rey negro. La inercia le ha conducido a una situación de ventaja donde los últimos movimientos pasan por ser atacado a la desesperada por el alfil comandante. Pero aquello también lo ha previsto. El ruido de sables, chocando entre sí le obliga a estar atento al flanco derecho de la batalla, allí, un rey acorralado se mueve despacio intentando salvar la vida y, sobre todo, la dignidad.

Está a punto de clavar su espada y cantar victoria cuando se siente apuñalado por la espalda víctima de un peón aislado y un caballo que creía inutilizado. De repente se derrumba el castillo, los caballos se encabritan y la reina cae herida de muerte. Obligado a retroceder intenta pactar una tregua, pero es demasiado tarde. Mientras su rey blanco agoniza, él siente que ha perdido el honor y el respeto. Su cabeza se queda en silencio mientras en el salón atruenan los aplausos. El rey ha muerto. Viva el rey.

jueves, 18 de abril de 2024

Iguales

La marea de gente camina en sentido opuesto a la caída del sol, una madre camina de la mano de un niña que trata de entender sentido de la manifestación.

-        Mamá ¿Esto sirve para algo?

-        Cualquier grito sirve más que el silencio.

-        ¿Pero no somos todos iguales?

-        Existen algunos detalles que nos sitúan un paso por detrás sólo por el hecho de ser mujeres.

-        La abuela me contó que ella no pudo estudiar por ser mujer, que no pudo tener una cuenta en el banco y no podía ir sola a tomarse una cerveza.

-        Cierto.

-        Pero tú sí has estudiado, tienes tus propios ahorros y puedes salir sola a cualquier lugar. Incluso te pudiste divorciar de papá.

-        La carrera no se acaba cuando un corredor alcanza la mitad del recorrido.

-        ¿Y dónde está la meta?

-        Muy lejos aún. En los actos deportivos, las azafatas son chicas cosificadas por el hecho de ser guapas. Si te acuestas con varios chicos no dirán que te gusta disfrutar de tu cuerpo sino que eres una cualquiera. Cuando tengas un hijo te verás moralmente obligada a ser tú quien pida la reducción de jornada porque cuidar un bebé es cosa de madres. Hay días en los que he sentido miedo al volver a casa sola y es un miedo inherente a ser mujer. Si además llevo una minifalda, estoy pidiendo guerra y, aunque diga que no, para parte de la sociedad ya es un sí.

-        ¿De verdad no te dieron el ascenso por ser mujer?

-        No me lo dieron por ser madre, porque me quita involucración laboral, según ellos.

-        Entonces la meta aún nos queda muy lejos.


Y se perdieron entre la gente reivindicando su derecho legítimo a ser iguales.

jueves, 11 de abril de 2024

El olvido

Las manos en alto y las rodillas sobre el suelo, la mirada perdida, igual que mi futuro, si acaso alguna vez fue futuro como tal y no un pasado adelantado. Porque esta sed terrible que me convierte en un monstruo no sólo no se ha ido apagando sino que me ha invadido los instintos hasta hacerme perder la razón. Dicen que soy cruel y que el mundo me tiene miedo ¿Pero acaso no viví yo con miedo hasta que la rabia me puso el traje del valor? Quizá no fue valor la palabra, sino hartazgo. Yo también tuve miedo y lo superé con un cuchillo y una pala. No dejé un rastro y, cuando la gente dejó de ver al cabrón de mi padre, le imaginaron borracho y caído en cualquier cuneta. Me dejó solo y marcado, pero con unas ganas terribles de seguir matando. Mi madre murió de pena, echando de menos las vejaciones y yo homenajee su memoria con golpes certeros y tumbas improvisadas. Trece asesinatos me achacan. No saben que se quedan cortos. La luz cegadora de la linterna me obliga a cerrar los ojos, si los abriese, vería a la niña que, tumbada a mi lado, ha dejado de suplicar para vestirse de gala en su camino hacia el más allá. Juro por mi vida que quería detener mis impulsos, pero me ocurre como al escorpión que picó a la rana; está en mi naturaleza. Las esposas son frías y aprietan mis muñecas hasta el punto de dejar de sentir las manos, esas que tantas veces usé para mi gozo personal, pero no es eso lo que más me duele; ser temido me convertía en un héroe, ser odiado me convertía en mi padre y yo no quiero terminar como él. No me merezco el olvido.

viernes, 15 de marzo de 2024

De perdidos al río

Dándole vueltas al último contrato de la luz colocó el papel con las letras boca abajo y la fecha convirtiéndose en encabezado, dobló la esquina y desapareció el año, dobló un tercio y desapareció el logotipo, continuó doblando hasta que algo parecido a un avión apareció en sus manos. Cuando lo lanzó por la ventana fue lo más cerca que estuvo de ver desaparecer el mundo mientras la nevera seguía enfriando las cervezas y el contador seguiría girando mientras el botellín se posaba en sus labios y el viento arrastraba hacia el olvido un diminuto avioncito de papel.

lunes, 4 de marzo de 2024

El jardín

No había flecha que le pudiera hacer daño así que se descubrió el pecho y retó a Cupido. Ya se había enamorado en el colegio de una compañera de clase a la que no le gustaba la biología y también en el universidad de una estudiante de farmacia a la que no le gustaba la botánica, así que qué más daba que a aquella nueva chica del laboratorio no le gustasen los animales carroñeros, al fin y al cabo, no se iba a enterar de nada y sus hormigas carnívoras invadían el jardín buscando una nueva jovencita a la que devorar.

jueves, 15 de febrero de 2024

Baile de máscaras

El leve sonido de una góndola cruzando el canal se perdía en un cielo azul vestido de sol y fiesta. Sobre la pavimentada plaza de San Marcos, decenas de venecianos inclinaban sus cabezas cada vez que se cruzaban con algún enmascarado que creían conocer. Carlo presentaría a su prometida en sociedad durante el baile de la noche y por ello caminaba más ajeno al mundo que el resto de los viandantes.

Vestía un elegante traje de seda, camisa volanteada y, rematando el tenue maquillaje, una bella máscara decorada con motivos dorados. Sus ojos negros escrutaban el canal mientras caminaba hacia Rialto y repasaba cada uno de los pasos que habría de dar en el baile.

-        ¿Carlo?

Una voz desconocida llamó su atención.

-        ¿Nos conocemos?

-        Deberíamos, quizá.

-        ¿Con quién tengo el honor de hablar?

Tras el refinado traje de terciopelo y la máscara de plata, se encontraba una sonrisa brillante, unos hipnóticos ojos azules y una sonrisa blanca y amenazadora.

-        Soy el tipo que convertirá el baile en histórico.

-        ¿El anfitrión?

-        No exactamente.

-        ¿Un cicerone?

-        Te vas acercando.

-        Un galán, supongo.

-        La suposición es el juego que conduce a la adivinación.

Una marea de gente atestó el pasadizo. Tras un pestañeo, Carlo seguía allí, pero el caballero había desparecido.

Se había olvidado de él mientras bailaba con Olivia y cruzaba su mirada con las decenas de máscaras que giraban a su alrededor. Palpó su cintura y sintió como sus cuerpos se separaban un centímetro, justo la distancia que se desvió la mirada de su prometida.

Entre los espectadores había una sonrisa blanca y amenazadora bajo unos hipnóticos ojos azules que prendían de deseo el cuerpo de su acompañante. Entonces supo que, efectivamente, aquel baile de máscaras sería histórico.

lunes, 12 de febrero de 2024

Nadia

Ayer empezó a dibujarle en el brazo un corazón con un nombre en su interior pero se quedó a medias por ello, cuando se fue a por tabaco se llevó “na” y, ahora que ve que no vuelve, sabe que solo le queda el “día” y que eso es lo que tiene que aprender a vivir detrás de cada luna.

miércoles, 31 de enero de 2024

Cuadernos de tapa dura

Ahora, en la librería del pueblo.

El alcalde toma la palabra.

-        Siento decirles que doña Carmen Tolada nos envió un telegrama para decir que tenía asuntos pendientes que resolver y no estará presente en la charla anunciada.

 

Hace diez minutos, en un sótano.

Mar mira a los ojos de la escritora, atada de pies y manos.

-   Quien me iba a decir, Carmen, que algún día visitarías mi pueblo. La gran escritora de visita en mitad de ninguna parte. No me mire así ¿Acaso no me recuerda? Claro que lo hace, pero debe estar tan sorprendida como lo he estado yo durante todos estos años.

 

Hace tres años, sobre un escenario.

Carmen recoge el premio a la mejor novela del año.

-      Es todo un honor recoger este premio y toda una satisfacción que el trabajo de tantos años haya terminado dando su frutos. Gracias al jurado por su decisión y a ustedes por su reconocimiento.

 

Hace cinco años, sentada frente a un teclado y una pantalla en blanco.

Una treintañera con ínfulas se enfrenta a su reto más personal. Teclea sin parar las palabras escritas en los cuadernos que posan sobre la mesa.

“El día que conocí a Telmo, fue el comienzo de una edad inesperada…”.

 

Hace seis años, en una cafetería del centro.

Carmen, aburrida contable sin aspiraciones, observa a la joven que deposita unas monedas sobre la mesa y se marcha con prisa sin reparar en la mochila que ha dejado colgada en el respaldo de la silla.

Cuando Mar regresa a la cafetería la mochila ha desaparecido. El llanto le dura seis años, justo lo que tarda en ver llegar al pueblo a la mujer que convirtió en Best-seller todo lo que ella había escrito en sus cuadernos de tapa dura.

lunes, 29 de enero de 2024

La escopeta

 -      Y entonces salimos corriendo detrás de él con una palo en cada mano.

Antonio siempre ha tenido el don de captar la atención de las personas, es como un imán capaz de atraer miradas y conquistar oídos. En corro, las chicas del instituto, se arremolinaban a su alrededor viéndole contar la historia del día en que un extraño nos quiso abordar de noche en medio del bosque.

-         Este y yo. – Me señalaba. – Habíamos acampado en un lugar perfecto, junto al río y nos contábamos historias de miedo sentados junto a la hoguera.

Eso había sido hacía demasiados años, aunque temía que terminase contando el motivo por el que aún no lo habíamos olvidado. El resto de ex compañeros bebían cerveza y bailaban como patos bajo el cartel que anunciaba la reunión de antiguos alumnos.

-         Al principio creíamos que era un animal, pero era un hombre con una escopeta de caza.

Les contó que nos apuntó a la cabeza y nos pidió todo lo que lleváramos, aunque la verdad es que el tipo se había extraviado y tan sólo buscaba ayuda para salir de allí. Lo supimos después de haberle dado una paliza y amenazarle con su propia escopeta.

-   Cuando se dio cuenta de que estaba descargada salió corriendo y le perseguimos hasta que le vimos desaparecer. Fue la hostia ¿Verdad?

Es la primera vez que me mira en la última media hora.

-         Verdad. – Contesto complaciente.

Las chicas se dispersan por distintos lugares y Antonio se queda en un rincón recordando viejos tiempos con la mano metida bajo la falda de Andrea.

Es su manera de olvidar que, junto al río del bosque negro, hay un tipo enterrado a tres metros del suelo al que su familia dejó de buscar hace más de cinco años.