Sus deseos de comprarlo todo en Marte han terminado
por desesperarme. Vale que se le antojen palmeras de chocolate a lastres de la
mañana o que haya que llevarla a casa de su madre en coche, pero que le hayan
dicho que el padre de su hijo es un marciano y se lo haya tomado tan en serio
es el colmo de los antojos. Al fin y al cabo yo me fui de allí hace veinte años
y me he operado las orejas. Además, sigo haciendo el amor a oscuras, porque
tengo una reputación que conservar.
Arrasados
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario