"No es cierto que
tengan siete vidas, ni que merienden niños pequeños". Mamá me hablaba del ogro
para que me portase bien y el único que se portaba mal era el ogro. De vez en
cuando llegaba de madrugada y se escuchaba el rugido feroz de su garganta y el
temblor que causaban el repiqueteo de sus pasos. Una mañana mamá apareció con
el ojo cerrado y el ogro a sus pies con un corte en la garganta. No los volví a
ver. Y no aprendí a portarme bien. Por eso dicen que tengo siete vidas y
meriendo niños pequeños.
Arrasados
Hace 5 días
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