jueves, 2 de abril de 2020

Las tres gracias

Nos apenó que no le quedara ni un recuerdo para rellenarlas con matices y nostalgias. Nos embriagó la penumbra que destacaban sus ojos grises y el cálido pesar que exhalaban las comisuras de su boca. Sin embargo, un chasquido de sus dedos nos volvió a poner en el lugar de la monotonía. Le observamos en silencio y, mientras terminaba de pintar el cuadro, nos volvimos a poner en situación. Desnudas, carnosas, joviales. Inmortales.

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