miércoles, 29 de abril de 2020

El lado frágil de la conciencia

Con el derecho siempre procuro mirar para otro lado porque el izquierdo me obliga a mirar al frente. Con la derecha siempre intento parar el golpe mientras la izquierda me dice que le devuelva una caricia. La parte de derecha de mi pecho, sin alma, me pide un final apoteósico, la izquierda, todo corazón, me suplica otros mil segundos de perdón. Al final, siempre ganan los prejuicios y pierden los buenismos. La vida es acción y los pies, sobre la barandilla, lo corroboran. La parte izquierda de mi cerebro me pide seguir ¿Seguir sufriendo? Pregunta la derecha. Con un salto, me asegura, todo habrá terminado para siempre. Incluso las disyuntivas.

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