miércoles, 25 de marzo de 2020

Seguro de vida

Me llamarán para que baje a cenar en familia y volverán a rezar esa oración que agradezca a Dios cada uno de los alimentos. Dios no estaba con papá el día del accidente. O quizá sí y ahora podamos seguir comiendo gracias a la indemnización. Mamá sonríe de soslayo. Parece haber olvidado las noches sin cena y seguro que ha querido olvidar, también, el lugar donde escondió la llave que aflojó el tornillo de las ruedas.

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