Ya tengo los pies fríos por dormir desarropado; es una batalla continua
lo de tirar del edredón cada noche de doce a tres. De tres a siete vuelvo a arroparme
y busco con el brazo su lado de la cama. Se ha vuelto a levantar a beber agua.
Cuando regresa, el despertador suena y yo me levanto con los pies calientes.
Cuando sale de la ducha camina en albornoz para abrir el grifo de la cocina. “Otra vez tienes sed”. Ella sonríe a
medias, hasta que escucha la puerta del vecino y bebe un trago largo para
disimular el sonrojo.
Arrasados
Hace 1 día
No hay comentarios:
Publicar un comentario