¿Qué podemos esperar?
Hace 5 meses
Palabras y pequeñas historias
- He cruzado el mar, como Ulises, y luché contra el canto de las sirenas. He luchado contra el lobo como un cazador furtivo. He deshecho encantamientos con besos obligados. He recuperado el zapato de cristal y he golpeado todas las puertas del reino hasta encontrarte. Pero ya no veo a Penélope, ni hay una Caperucita esperando mi abrazo, ni una Bella durmiente en pos de despertar, ni siquiera una Cenicienta esperando mi abrazo.
Disfrazado de vendedora
de manzanas salió por primera vez en la televisión. Después vinieron el disfraz
de caperucita roja y hasta el de torero bombero. Luego llegó el disfraz de
borracho, el de esquizofrénico y el de vagabundo. Pero entonces hacía mucho
tiempo que no pisaba un plató. Hoy le han llamado para salir en Sálvame, aunque
sabe que a él ya no a Dios que le salve.
Y ella la miraba despectiva, con un aire de displicencia en la mirada y un conato de angustia en la cama. Otra vez la cena en el plato, otra vez los dedos en la garganta y otra vez un pantalón que le quedaba una talla grande.
“No sé”, murmura Manuela compungida. El vecino permanece en la puerta, la
lluvia salpica el sombrero gris y unas pequeñas gotas de color rojo nacen como
perlas desde la punta de sus dedos. “Bien”, le contesta educado antes de regresar a su
casa atravesando el jardín y manchándose los zapatos de barro. Manuela vuelve
con su muñeca y mira el reloj. Ya es hora de cenar. “¿Mamá?”. Manuel escucha el silencio. El vecino ya
había venido a preguntar por ella. No le había vuelto a ver desde el día en que
se marchó papá. Aquella noche también tenía los zapatos sucios.