
Encendió el aparato y encontró una hermosa mujer en traje de baño. Cambió escandalizado; no pensaba permitir que su hijo se criase entre golfas que incitaran a la lujuria y al pecado. En el siguiente canal, el presidente de Cuba acaparaba un reportaje sobre la actualidad informativa. Volvió a cambiar; no pensaba permitir que su hijo se criase entre comunistas que trataban de pervertir el mundo. En un nuevo canal pudo ver como un melenudo grupo de rock le imploraba a la muerte una oportunidad. Apagó la tele; no pensaba permitir que su hijo se criase entre pecadores que aclamasen la llegada del anticristo.
Su hijo continuaba ajeno a sus gestos y al resto del mundo. Pasado un momento le vio alcanzar el cajón del mueble y observó como sacaba el viejo revólver que había pertenecido a su abuelo. Le examinó con expresión indecisa y recordó que el día anterior había vaciado el cargador contra la diana dibujada en el tronco del árbol del jardín. Debería volver a cargarla y enseñarle al niño como se utilizaba un arma. No pensaba permitir que su hijo se criase sin saber qué debía hacer si algún día necesitaba matar a alguien.
2 comentarios:
Booo! le va a pasar lo que el niño americanito que se ha cepillao a la madre preñá por celos, que la pegó un tiro y ala...al patio los callaos.
Q vida ésta, quinina le daba al niño
Mejor vivir entre la violencia que no entre la lujuria, el rock y demás. Por culpa de estos padres se cometen barbaridades como la que ha ocurrido en Pensilvania, deberia de juzgarse a los padres en vez de a los hijos.
Besos
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