jueves, 22 de octubre de 2020

Minuto cero

Su preferido era el caracol de tierra, pero se habían agotado, así que buscó una tortuga laúd o un puñado

de saltamontes, pero no quedaba casi nada en el mercado de Wuhan. Anduvo entre los tenderetes y encontró al señor de los murciélagos. Recordó que hacía tiempo que no los probaba. Además, estaban a muy buen precio. Seguro que una sopita caliente le reconfortaba ante el frío que asolaba Hubei en aquel invierno voraz.

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