Los desguazabots ya venían de camino, el crepitar de sus pasos sobre el sendero de grava, sonaban como
la trompeta del apocalipsis. El niño, vestido con harapos y descalzo de un pie, observaba como los hombres introducían a Michael en la cápsula del tiempo. Junto al cristal, antes de la destrucción total, había un zapato gastado, media docena de cadáveres y una foto arrugada de esa tal Sarah Connors. Pero ya no había rastro de Michael Biehn, ellos habían perdido un T-800 y Skynet seguiría triturando a todo aquel que no consiguiese llevarle a ese maldito de John.
Arrasados
Hace 5 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario