Al final del pasillo había una mancha azul que resaltaba con la luz ultravioleta. Las habitaciones estaban ordenadas y olía tanto a lejía que, mientras acariciaba la placa que colgaba de mi cuello, recordé a qué empezó a oler mi casa los días posteriores a que mi madre me contase que mi padre se había marchado a por tabaco y no tenía pensado volver.
7291
Hace 1 semana