miércoles, 15 de enero de 2020

Un domingo cualquiera

Cuando se ausentaba de casa, ella sacaba la cámara del armario y fotografiaba los paisajes que le ofrecía la ventana. Árboles, cielo, gente y un riachuelo en el horizonte. Descargaba las imágenes y volvía a guardar la cámara. Siempre se fijaba en las últimas fotos guardadas. Chicas espectaculares, modelos de ensueño, sonrisas radiantes. La última había aparecido en el periódico como víctima de una muerte casual. No era la primera vez. Por eso le preocupó que, un domingo cualquiera, y sin venir a cuento, él le pidiese que se pusiera guapa porque le iba a hacer una sesión fotográfica.

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