viernes, 10 de enero de 2020

Como Dios manda

“Habría cogido alguna vez un hilván, mamá”. A menudo recuerdo las palabras de la abuela mientras hacía punto de cruz. “Sólo sabes meterle pájaros en la cabeza a la niña”. “Enséñale a ser una mujer como Dios manda”. Observo con nostalgia la foto que decora la mesa del despacho; mi madre, yo y un libro de aventuras. Se abre la puerta y aparece una cabeza. “Señora presidenta, es la hora”. Camino despacio e intuyo un hemiciclo lleno de hombres. Sacaré los pájaros de la cabeza y no haré caso a su Dios sino a lo que me mande el corazón.

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