lunes, 20 de enero de 2020

El collar de Toby

Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás, lo verificó Toby con su olfato infalible. Como premio le dimos un brazo y un trozo de peroné. Mientras mascaba, caímos en la cuenta de que no tenía puesto el collar. Buscamos por toda la casa, intrigados y, como última opción, regresamos al arcón. Allí estaba el collar, también Tomás y una cabeza de perro idéntica a la de Toby. La puerta del sótano se cerró y nos dimos la vuelta. Allí estaba el perro que mascaba el hueso y la carne. Los ojos tan rojos como los dientes y una mueca en el rostro que hubiésemos jurado que era una sonrisa.

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