miércoles, 8 de junio de 2011

Terapia

La niña de la cama del fondo le observaba ojiplática, el chavalín de al lado balbuceaba y los dos últimos inquilinos de la sala aplaudían exhaustos después de limpiar las lágrimas que les había producido la penúltima carcajada. Saltó entre los aparatos y giró sobre sí mismo para poner el final a su actuación y recibir, una vez más, aquella pequeña ovación que le hacía sentir el más grande. Los niños, con sus cabezas pelonas y sus ojos enrojecidos, permanecieron en la sala, rememorando el momento, mientras él se despedía a lo grande y buscaba una percha donde colgar su bata blanca. Pensó, antes de llorar a escondidas una vez más, que ante la muerte se debería luchar con dignidad y que antes de pasar al olvido, no había mejor remedio contra el dolor que un buen puñado de carcajadas.

1 comentario:

lili dijo...

Sin duda es la mejor Terapia, ante la adversidad, ante los problemas y preocupaciones, hay que mirar hacia adelante siempre con una sonrisa.
Muchas veces, no nos soluciona muxo, los problemas persisten, pero no hay que hundirnos por nada, todo tiene solución.
Es una historia triste, pero es muy real, gente que demuestra una fortaleza inmensa, pero con sus momentos de flaqueza!!

Mucho animo para todos