martes, 27 de enero de 2009

Caza fantasmas

Miguelillo era el más fantasma del barrio. Le gustaba fardar de sus hazañas y presumir de sus conquistas. Nosotros éramos los más cabrones del mundo y por ello, un día, hartos de su petulencia, nos planteamos ponerle en su sitio y hacerle una putada en loor de su arrogancia. Fue el día que nos dijo que era capaz de reconocer a cualquier chica del barrio, con los ojos cerrados, con tan solo tocarla una teta. Declaración imponente en base a la cual, nos quiso hacer creer que se había retozado con cada una de las jovencitas que poblaban nuestros angostos bloques de vecinos. No tardamos en convencer, con un billete de cincuenta euros, a la más golfa del barrio y ataviarla con el único abrigo que le proporcionaban unas botas sintéticas y una capucha de lana sobre la cabeza. A él, para no otorgarle ventaja ni moratoria, le tapamos los ojos con una camiseta negra convertida en venda opaca y le acercamos hacia la hembra poco después de haberse desnudado. Apenas pudimos retener nuestros impulsos por soltar media docena de carcajadas; allí estaba Miguelillo, manos ávidas y suspiros entrecortados, metiendo mano a la chica que habíamos contratado. Por el tenue movimiento que se adivinaba tras la capucha, quisimos creer que la chica estaba disfrutando de lo lindo por lo que animamos a nuestro amigo a culminar su magreo con un simulacro de coito para terminar de explorar las partes íntimas de la que había asegurado adivinar su identidad. Una vez terminado el acto, y con el miembro empapado en sus propios líquidos, accedimos a desenmascarar a ambos no sin antes preguntarle con quien creía haberse retozado. Al no obtener más que dudas y balbuceos ininteligibles, procedimos a mostrarle el rostro de su conquista y lo que vino segundos después no tuvo tanto de trágico como de aleccionable. Ella me partió el labio de un bofetón y él la vio partir avergonzada y empapada en su propio llanto. Miguelillo permaneció quieto durante quince minutos más, con el cuerpo aún desnudo y la conciencia en proceso de conflicto tras haber comprobado que, por aceptar una apuesta, había terminado follándose a su hermana.

5 comentarios:

lili dijo...

Joder que fuerte, a su hermana, vaya amiguitos no??? espero que no sea una experiencia personal, eh??? vaya tela!!!!! si eso pasa a la gente por fantasmear tanto!!! seguro que era del Madrid

lili dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¿¿Cómo va a ser una experiencia personal liliana?? Qué cosas dices...

Sagra dijo...

Mu fuer, mira q desde el principio me daba a mí q era la hermana, q fuer...y q guarro!! un besote

SUULKA CREACIONES dijo...

muy fuerte, pero eso le pasa a miguelillo por listo y bocas.