jueves, 18 de enero de 2024

Maldito Cupido

 -        Está buena ¿Verdad?

Un niño con voz de hombre, completamente vestido de blanco me mira de forma extraña.

-        Es inaccesible. – Contesto con desgana.

Ambos miramos a Lola. Apenas lleva dos días en la oficina y ya es la chica más popular.

-        ¿Y tú quién eres? – Pregunto.

-        Soy tu salvador.

Lleva un arco de juguete en el hombro y un carcaj con flechas colgado de la cintura. Parece que el Carnaval se ha adelantado este año.

Le ofrezco un cigarro y declina la oferta.

-        Aparte de fumar ¿Qué más te gusta? – Pregunta.

-        Correr, ir al teatro, la montaña y la comida oriental. – Contesto sin saber bien qué hago hablando con un tipo tan extraño en la puerta de un edificio de oficinas.

-        Y Lola. – Añade.

-        Sobre todo Lola.

Unos metros más allá, ella fuma otro cigarro y ríe en voz alta junto a las chicas del departamento de finanzas.

El niño pone una flecha en el arco y apunta hacia ellas. El proyectil desaparece en mitad de su trayectoria y dos segundos más tarde Lola me come con la mirada.

-        Deseo concedido. – Me dice.

La vemos acercarse.

-        Hola.

-        Hola

-        ¿Te apetece hacer algo este fin de semana?

-        ¿Quieres venir a correr? – Pregunto.

-        ¡Uy! Qué pereza.

-        Podemos ir al teatro.

-        Me aburre.

-        ¿Quizá un paseo por la montaña?

-        Me dan miedo los bichos.

-        Bueno, pues te invito a cenar a un japonés muy bueno que conozco.

-        ¡No! Me da asco el pescado crudo.

A mi lado, el pequeño lanzador de flechas sonríe complacido y se encoge de hombros. Yo pido auxilio con la mirada pero él se eleva unos metros del suelo después de desplegar dos alas diminutas.

- Lo siento, amigo, pero no admito devoluciones.

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