Sin poder
superar su muerte me pierdo en tazas de café infinitas, en blíster de pastillas
irresistibles, en noches de insomnio y en días de precipitación. Soy incapaz de
asumir lo que estoy a punto de hacer y por eso la mantengo despierta durante la
noche y en un estado de letargo durante el día. Ya nadie pregunta por ella, ni
siquiera ese compañero de trabajo que, casualmente, encontró su anillo de
casada en el suelo de la oficina. Me preparo para superar la muerte y lleno la
bañera de agua para que vuelva a sentir el calor del agua sobre su espalda. El
secador está enchufado y ella se ha vuelto a quedar dormida. Tan sólo me falta
valor y ser consciente de lo que significa vivir pendiente de ella.
Arrasados
Hace 1 día
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