lunes, 31 de enero de 2022

La rata

La rata sonrió en aquel momento. Le llamaban así por esa cara tan fea. Con la boca ensangrentada, confesé el robo y me miró con aquellos dientes tan feos por encima del labio. Pensé que mi regreso le ablandaría y me dejaría volver a su lado. Pero él seguía con aquella horrible sonrisa. No la borró cuando le pusieron las maletas en la puerta y le dijeron a adiós. Papá había muerto de asco y mamá había muerto de pena. Así que ni siquiera tembló cuando ordenó que me ejecutasen. Para qué tener un hermano pudiendo tener una reputación.

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