lunes, 17 de mayo de 2021

David

Mientras chirrían tus arrugadas costuras de bronce, yo estiro con mis dedos los pliegues de tu vestimenta. Mientras tus ojos acerados miran al cielo, yo desenfundo el antifaz que te hará dejar de creer en mentiras. Mientras el suelo tiembla bajo tus pies cincelados, yo seguiré uniendo tus piernas al pedestal porque, atónito ante los sucesos, ha de conocerte la humanidad. Mientras sigo observando la piedra y el pequeño de los Uffizi sigue incordiando, yo pienso en el golpe de maza que hará que todo termine. Creo que es mejor descargar mi frustración en David. Así se llama mi piedra.

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