miércoles, 12 de febrero de 2020

Deriva

El último día de vacaciones alquiló una barca y pedaleó buscando un lugar para el recuerdo. Lejos, sobre la arena, le esperaba un pasado lleno de besos de buenas noches y desayunos de pan con mantequilla. La deriva le robó los besos y el mar le dejó en ayunas. Ella lloró dos meses. El tiempo que necesitó para darse cuenta de que la mantequilla y el champú duran más cuando estás sola. También para olvidar el instante en el que creyó verle subido en un yate. Tenía una sonrisa nueva y una rubia que le daba besos a media tarde.

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