viernes, 31 de mayo de 2019

Una calle ancha

El sueño era una calle ancha con coches aparcados, era un semáforo en verde y una cafetería en la esquina, era un paso de cebra agarrados de la mano, era una acera pintada de azul que se reflejaba en el cielo. El sueño era una beso a media tarde junto a una puerta giratoria, era girar en círculo hacia un enorme salón, era una habitación blanca y una piel desnuda. El sueño eras tú y era yo amándonos en silencio mientras nuestras cabezas gritaban como locas.

El sueño me invade el insomnio de cada noche porque no he vuelto a dormir como antes, porque no he vuelto a despertar como antes, porque no he vuelto a vivir como antes. He aparcado el coche en la calle angosta y he cruzado el semáforo en rojo. La cafetería de la esquina es un bar de copas y la acera está negra por el hollín. No he encontrado un beso junto a la puerta de latón y en la sala de estar no había habitaciones con sábanas blancas. Desde que te fuiste, mi vida ya no es un sueño sino una pesadilla donde despertar es dormir y tratar de buscarte de nuevo en una calle ancha con coches aparcados.


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