miércoles, 20 de marzo de 2019

El mejor amigo

Le asqueaba tener que ir a casa de sus suegros y compartir sofá con el perro. Le asqueaba ir paseando por el parque mientras se veía obligado a esquivar heces. Le asqueaba ver como su cuñada compartía lametones con el can y luego pretendía saludarle con dos efusivos besos. Le asqueaba comprobar como la gente no se lavaba las manos después de acariciar al chucho. Mucho animal para tan poco espacio, solía decir. Mucha esclavitud para tan poca recompensa, afirmaba. Pero el día que se perdió en la montaña y comprobó como un perro llegaba el primero para dar la voz de alarma, se sintió el hombre más afortunado del mundo. Vivir ya no le asqueaba tanto.

No hay comentarios: