lunes, 30 de octubre de 2017

La prisa


Y además nos hace daño porque tiene esa manía de correr mientras nos lleva de la mano al colegio. Nunca salimos tarde, pero ella se empeña una y otra vez en estar en la puerta a las ocho en punto. Hoy he girado otra vez la cabeza con disimulo y la he vuelto a ver con ese hombre. Hace tiempo que hablan durante un minuto y, después, cada uno se marcha por un lado. Luego llego a casa y siempre tengo que recoger la jeringuilla que hay encima de su cama. Ojalá papá vuelva pronto de comprar tabaco.

No hay comentarios: