lunes, 21 de noviembre de 2011

No funcionó


No funcionó.
Dejó el coche en mitad de la calle y el ramo de rosas en la papelera. Buscó un destornillador en el maletero y un trapo limpio en la guantera. Abrió el capó y encontró el pedazo de grasa de las grandes ocasiones. Clavó el destornillador tan hondo como pudo y fue limpiando los restos de grasa con el trapo. Gritó su nombre por cuarta vez y volvió a verla asomar por la ventana. Había tatuado un corazón en el árbol junto al que tantas veces se habían besado. La vio negar con la cabeza y volver a poner la cortina como muro entre sus vidas.
Tampoco funcionó.

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