miércoles, 17 de agosto de 2011

Vecinos con cuento


Mi patio de vecinos es particular. Cuando llueve se moja. Como los demás.

            En el bajo, Blancanieves tiende la ropa de los siete enanitos. Hace un mes que cerraron la mina por baja productividad y mientras aguardaban su futuro en la cola del INEM se acordaron de quien un día les atendió de manera altruista. Ella, que hace dos años enviudó de un heredero africano que ni tenía trono ni verdades, les acogió con la resignación de quien no tiene aspiraciones en la vida. Su primer matrimonio acabó en divorcio después de enterarse de que su príncipe azul se la pegaba con la bruja delante del espejo. Y de su segundo matrimonio solamente obtuvo deudas y una hija que se parece tanto a su padre que le resultó imposible bautizarla con su propio nombre.

            En el primero, Cenicienta echa cuentas de las horas que quedan hasta la medianoche. Cuando el reloj marque las doce, ni siquiera el ratón que merodea por su cocina buscando un pedazo de pan duro le servirá de chófer. El príncipe que un día la rescató es hoy un diseñador de prestigio y hace años que dejó buscar su número de pie. Una noche se enamoró de una de sus hermanastras, se lo llevó todo y montaron una tienda de modas. Ahora solamente cuenta las horas y se pierde en el recuerdo de un baile de nobles.

            En una habitación del tercer piso la Bella Durmiente sigue viviendo su sueño de juventud. El príncipe que acabó con su letargo rescató la aguja en una subasta y la pinchó de nuevo harto protestas y prohibiciones. Hoy, mientras ella duerme, él se emborracha con cerveza y canta los goles de su equipo en el rincón de su bar favorito.

            En el ático vive el lobo feroz. Él se quedó sin caperucita el día que cambió su piel por la de un cordero. Cansada de tanta metrosexualidad, le dejó a su abuelita a cargo y se marchó con el primer cazador que llamó a su puerta. De nada le sirvió vomitar un menú de disculpas. Hoy se rinde a la soledad mientras digiere la derrota. El hombre pierde su fortuna cuando deja de ser lobo.

No hay comentarios: