jueves, 31 de marzo de 2011

Apagón

Se agota el tiempo. La cera derretida ensucia la mesa y la llama tenue dibuja el rostro del silencio. Un trago de leche amarga devuelve a la realidad y su silueta se estrella en forma de sombra contra la pared. En su cabeza permanece la idea y en la noche reina la oscuridad. La luz sigue negando su presencia y aquella carta de amor yace a medias en el olvido de la mañana. Hace horas se levantó para escribirla y ahora maldice la decisión de pulsar aquel botón. Toma un bolígrafo y busca un papel. Tras él permanece un ordenador apagado y el infame olvido de no haber guardado los cambios a tiempo.

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