jueves, 15 de julio de 2010

El francotirador

Desde pequeñito siempre había soñado con viajar por el mundo. Desayunar un día en Hong Kong y volver a desayunar en Berlín en el mismo día. Cenar en Río y bailar bachata en Puerto Rico, dormir en Buenos Aires y despertar en Honolulú rodeado de bellas nativas vestidas con una faldita.
No era matar lo que esperaba por más que mis encargos implicasen vagabundear por el mundo como un turista sin rumbo. Me quedan pocas ciudades por conocer pero aún me quedan muchos tipos por matar. No le temo a la muerte pues no seré yo quien peque de indiscrección y haga saber al mundo quien anda detrás de mis pecados.
Acabo de aterrizar en Pekín y debo encontrar a un científico descarriado. Empiezo a maldecir el día en el que arruiné a aquel feriante dentro de su caseta de tiro al blanco. La escopeta estaba trucada pero a mí me dio igual, le saqué todos los muñecos y rellené el mueble bar de mi padre previo pago de todos mis ahorros. Tenía tan solo doce años y aquella afición a disparar me llevó al ejército.

De allí pasé a los servicios secretos gracias a mi maestría en el manejo de las armas de largo alcance y gracias a mi buena posición pude formar una familia y aprender a mentir sobre mi vida. Ellos creen que viajo por el mundo en funciones de diplomático pero no saben que realmente son la esposa y el hijo de un asesino del gobierno.

La azotea huele demasiado a húmedo y el tiempo es demasiado incómodo como para sentirse como en casa. Ya estoy harto de viajar. Me pregunto como podría terminar con esto y ni siquiera me vale como opción una carta de renuncia. Disparo con eficacia y el tipo que se opuso a la utilización de combustible líquido en aviones militares y puso en jeque el negocio, cae fulminado y se ahoga en segundos entre un charco de sangre.

Recojo mis bártulos y busco un bazar. Lo bueno de saber mentir es descubrir la cara de felicidad de tu mujer y la cara de ilusión de tu hijo cada vez que regresas a casa cargado de un buen regalo. Esas sonrisas valen por cientos de vidas. Me pregunto donde desayunaré mañana.

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