
Cosas curiosas lo de este rey. Le gustaba matar infieles como quien cascaba nueces a la hora de la merienda, pero sin embargo, la simple mención de un torso desnudo le provocaba tal escándalo que era capaz de castrar hombres, ablacionar mujeres o incluso cortar cabezas de hijos bastardos.
Cosas curiosas. Durbina era la hija del rey y se había acostado con más de la mitad de los vasallos del reino. Ellos temían por su aparato viril pero ninguno podía resistirse a los encantos de la princesa cuando, vestido en el suelo y cuerpo desnudo al aire, ofrecía sus placeres a cambio de nada.
Se conspiró contra el rey y Durbina encabezó la revuelta. Deponer a propio padre le supuso poder, libertad y, sobre todo, autoridad sobre todos los caballeros, vasallos y obreros del reino. Colgó un cartel y espero desnuda sobre su cama. Las mujeres se quedaron sin maridos, las fulanas perdieron a sus amantes y las prometidas se quedaron compuestas y sin altar. Todos estaban obligados a copular con la princesa.
Como hay ocasiones en los que la enfermedad es mucho mejor que el remedio, las hembras se revelaron en armas y decapitaron a la princesa para volver a establecer los plenos poderes del antiguo rey. Practicar el coito volvió a estar prohibido pero todos estaban más felices que nunca. En secreto, seguían follando como conejos y en público ponían cara de escandalizado cada vez que se enteraban de quien incumplía el voto de castidad. A veces, un cabrón puede ser mejor remedio que una hijaputa.
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