jueves, 14 de mayo de 2009

La reina del instituto

Durante años fue la reina del instituto. Paseaba su porte de tía buena por los pasillos y dejaba regueros de babas cuales ríos de asombro por el embaldosado. Ligaba con los más guapos y, a menudo se la podía encontrar en la parte de atrás del patio de recreo probando los labios del más macarra de la clase.

Cuando suspendía, tiraba de encantos para camelarse al profesor de turno y, cuando no lo conseguía, solía llorar sus falsedades en la mesa del director. Contaban las leyendas urbanas que tenía callo en las rodillas y que a su alocuencia le debió el graduado que terminó sacándose tras tres años eternos en tercero de B.U.P.

Para los que un día soñaron con acariciar sus senos, la marcha del instituto signficaba no poder volver a verla y sin saber de ella estuvieron más de dos décadas en las que olvido terminó imponiéndose al deseo. Una de las chicas que tanto había sufrido sus burlas, juró haberla visto bajo un puente pidiendo un puñado de céntimos para empolvar su nariz. Fueron más los rumores de bajos fondos y menos las confirmaciones de realidad. Hasta que llegó el día de autos en el que todos pudieron reconocerla en aquella vieja yonki que yacía muerta bajo las ruedas de un camión.

Cuentan que tras su salida del instituto supo hacer mejor carrera de su cuerpo que de su mente. De clubes de alterne a promesas incumplidas y de sueños rotos al mundo oscuro de la cocaína. Andaba medio muerta y el camión no había podido verla hasta tenerla justo delante. Se la llevó por delante en las mismas puertas del instituto al que había regresado en un intento de volver a ser la reina de los pasillos. No consiguió entrar. Quedó para siempre hundida en el asfalto, justo a diez metros del lugar donde un día fue alguien.

1 comentario:

lili dijo...

Que triste historia, pero a la vez que real, si es que es mejor pasar desapercibida y centrarse en lo que hay que centrarse!!!! Ayy que final mas triste
Bss