miércoles, 1 de diciembre de 2021

Pilar

Pilar, te quiero.

Con aquellas tres palabras, el abuelo terminaba siempre las misivas que remitía a la calle del pueblo en la que residía.

La guerra fue larga y la abuela estuvo demasiado tiempo sin saber noticias.

De vez en cuando se cruzaba con la vecina y se lamentaba.

-        Yo creo que le ha pasado algo. Hace mucho que no me escribe.

La vecina la tranquilizaba "Seguro que está bien"
y la abuela se marchaba más convencida agradeciéndole su deferencia y amabilidad.

- Gracias, Pilar. – Decía siempre con una sonrisa.

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