viernes, 27 de agosto de 2021

Disociado

“Dígale, agente, que no tuve más remedio que matarle porque no sólo no me hacía caso, es que ni siquiera era capaz de mirarme sin mostrar ese gesto de displicencia que tanto me molestaba. Dígale que fue lo mejor para los dos y que quizá, su ausencia sea el comienzo de una nueva etapa”.

Dejó la nota, firmada con otro nombre, sobre el aparador, se miró al espejo y encontró, otra vez, aquel maldito gesto de displicencia. Apretó el gatillo sin cerrar los ojos y pudo sentir el efímero instante de felicidad al comprobar que aquel tipo se marchaba para siempre.

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