martes, 11 de enero de 2011

Sobrevivir

A menudo tirábamos una piedra y saltábamos a la pata coja evitando pisar las rayas de las casillas. Los números los dibujábamos con tiza y el suelo se convertía en nuestra mejor colchoneta. Había días en los que fabricábamos una pelota y jugábamos durante horas al balón prisionero, otros, sobre todo en vacaciones, corríamos como locos para ver quien ganaba el rescate y si nos apetecía hacer el bruto, nos montábamos encima de los compañeros y gritábamos aquello de "¡Burro va!".

Ahora nos tiran piedras y ni podemos esquivarlas, caminamos a la pata coja porque nos cercenan las intenciones, dibujamos con tinta china mientras temblamos por el miedo a equivocarnos y si acabamos en el suelo será de rodillas suplicando una segunda oportunidad. En la oficina hay pelotas y juegan contigo a hacerte su prisionero, apenas hay vacaciones y cuando el tiempo regala un día libre no tienes ganas de correr aunque sigues esperando una mano amiga que te rescate. Dejamos que hagan el bruto con nosotros y dejamos que nos griten la cara mientras nos hacen sentir como un triste burro de carga.

Aquello era vivir. Ahora se trata de sobrevivir.

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