“Puedo entender precisamente a tu estado
emocional solo tú observas y esperas sufriendo porque en realidad algún nido da
olvido”.
-
Nada, que se ha largado. – Contestó la madre.
– Que no le busquemos.
Recogió
el papel y lo dobló antes de guardarlo en el bolsillo del mandil. Observó, con
satisfacción, como sus hijos se resignaban a la desaparición de su padre y como
seguían sin conocer ese código secreto de formar oraciones con la primera letra
de cada palabra.
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